El cava es una clase de vino espumoso con Denominación de Origen que acompaña a la perfección numerosos platos y que acepta un amplio abanico de maridajes. Elaborado siguiendo escrupulosamente el “método Champenoise”, que en España se conoce como “Método Tradicional” el cual requiere de una segunda fermentación en botella. El cava alcanza su máximo pico de consumo en nuestro país durante las fiestas navideñas.
Dentro de los diferentes tipos de cava que existen, el Brut es el más sutil y el de más compleja elaboración. Es el que menos cantidad de azúcar contiene, pudiendo incluso alcanzar los 0 gramos por litro en el caso de algunos Brut Nature.
A pesar de que Cataluña produce el 95% del cava con Denominación de Origen, este vino también se produce en La Rioja, Aragón, Valencia, Castilla-León y Extremadura, con un total de 160 municipios acogidos a esta Denominación de Origen.
Su historia se remonta a finales del siglo XIX, concretamente a 1872, cuando Josep Raventós i Fatjó, elabora las primeras 3.000 botellas de cava en Sant Sadurní d`Anoia, siguiendo el método empleado en Francia para la elaboración del champagne.
Tanto para la elaboración de un champagne como de un cava, se parte de un vino blanco estabilizado y filtrado. A menudo se mezclan diversos vinos base para la obtención del que finalmente dará origen a un cava determinado. Cada variedad de uva se fermenta por separado y a continuación se mezcla (“assemblage”) dando lugar a un “coupage”. A pesar de seguir métodos similares, tanto las uvas como los suelos y los climas son diferentes, dando lugar a vinos con su propia personalidad.

Partiendo del vino base, en el Método Tradicional, se procede al “tiraje” del vino, es decir, el relleno de botellas, con la adición del “licor de tiraje”, compuesto por sacarosa y levaduras. El añadido de este licor provocará la aparición de carbónico en el vino, y la formación de espuma.
Se taponan las botellas con tapones de metal, y se colocan en “rima”, tumbadas, a una temperatura de entre 10º y 12º, y se dejan reposar en cavas un mínimo de 9 meses. Tras este periodo, las botellas se colocan inclinadas en los pupitres con el tapón hacia abajo, de modo que las lías (los posos de las levaduras) caigan hacia el cuello de botella.
Al mismo tiempo la botella ha de girarse cuidadosamente un cuarto de vuelta al día. Esta fase se prolonga durante un mes, pudiendo variar según opinión del enólogo. Algunos bodegueros prolongan esta crianza en botella durante tres o cuatro años, dando lugar a reservas y grandes reservas, es decir, cavas más estructurados y complejos.
Al cabo de este tiempo se procede al delicado y difícil proceso de “degüelle” de las botellas, para lo cual existen dos sistemas: el más antiguo y artesanal, que consiste en retirar el tapón tal cual, lo que conlleva una gran pérdida de líquido, y el más utilizado, que consiste en someter el cuello de la botella a una temperatura de – 25º para que se congele, y de este modo al abrir el tapón, por la propia presión del gas salen los posos congelados.
Así se pierde menos contenido. A continuación se le añade el “licor de expedición”, con el fin de compensar la pérdida de líquido, y que dará lugar al producto final según la cantidad de azúcar. Este licor puede llevar ácido cítrico, azufre, azúcar, cava viejo, algún tipo de vino, o incluso brandy. En función del tipo de cava que se quiera obtener se le incorpora diferentes dosis de azúcar. Tras este complejo proceso, el cava está listo para embotellar y se le coloca el tapón de corcho definitivo.

El nivel de azúcar nos dará los diferentes tipos de cavas: Brut, Extraseco, Seco, Semiseco y Dulce. Dentro de los Brut se distinguen a su vez: Brut Nature (de 0 a 3 gramos de azúcar por litro), Extra Brut (menos de 6 gramos de azúcar por litro), y Brut (de 0 a 15 gramos de azúcar por litro).
Las uvas que se emplean para la elaboración del cava son:
- Macabeo (también conocida como Viura en la Rioja y en otras zonas productoras), de racimos compactos y de piel fina. Producen vinos de aromas primarios, frutales y ácidos.
- Xarel-lo, de piel gruesa, más resistente, aporta grado, estructura y acidez.
- Parellada, da lugar a vinos florales, aromáticos, elegantes y sutiles.
- Chardonnay, produce vinos muy aromáticos, con cuerpo y elevada acidez y alta graduación.
- Para cavas rosados se emplean la garnacha tinta, la monastrell, la trepat, y la última incorporación, la pinot noir.
Una bebida para disfrutar no solo en Navidad, sino durante todo el año, cuya temperatura ideal de servicio es de entre 6º y 9º y que ofrece múltiples posibilidades de maridaje.
Deja una respuesta