El cura párroco de O Cebeiro y las flechas del Camino de Santiago
En estos tiempos de la publicidad, cualquiera que caminase por el Camino de Santiago, sin tener mucha información al respecto podría preguntarse ¿Quién patrocina esas flechas amarillas que se ven por todas partes? La verdad es que, quien lo hubiera hecho probablemente se habría hecho con uno de los negocios más rentables… de la Historia de la Publicidad. Y es que la ruta jacobea sería el lugar perfecto para la promoción publicitaria de alguna marca. Sin embargo, la verdadera respuesta a esa pregunta es que la única marca que promueve las flechas amarillas es la de la solidaridad, vista como una ayuda al caminante.
La idea de una marca sencilla, hecha con pintura barata amarilla, nació de la mente del Padre Elías Valiña, cura párroco de O´Cebreiro, allá por los años 70. Los que conocieron al religioso aseguran que no fue una elección meditada, no meditó ni analizó el significado del amarillo cuando decidió comprar a bajo precio pintura sobrante de las obras de señalización de carreteras. Simplemente, cargó los botes en su dos caballos Citroën y partió hacia Roncesvalles para señalizar el Camino… hasta las mismas puertas de la Catedral de Santiago.
A Elías Valiña lo destinaron como párroco a O Cebreiro en el año 1958. El sacerdote llegó a una casa rectoral que hacía las veces de hospedería. El sacerdote había hecho su tesis sobre el Camino de Santiago, lo que le despertó gran interés por la ruta. A principios de los sesenta, comenzó la restauración del santuario de Santa María A Real y de la hospedería.
También la primera guía del Camino
Hasta la parroquia del padre Elias llegaban muchos peregrinos, aunque no tantos como ahora. En sus conversaciones con los caminantes, el cura recibía quejas sobre lo difícil que era no perderse en el Camino, por lo que decidió tomar cartas en el asunto. Ya ha quedado dicho que, para dar respuesta y solución a estas quejas, el religioso comenzó a señalizar el Camino, tramo a tramo, parando en todos aquellos lugares donde uno podía dudar y tomar la senda equivocada. Sin embargo, el cura pensó que tenía que ir más allá. Por eso, después de llevar a cabo su ardua labor, el padre Elias publicó la primera guía sobre el Camino, en los años 80. Además, fundó asociaciones que se dedicaron a continuar su legado.
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