Unhinged / EEUU / 91 min
Director: Derrick Borte
Reparto: Russell Crowe, Caren Pistorius, Jimmi Simpson, Gabriel Bateman…
VALORACIÓN: 7 /10
Por Alejandro Chacón
Se acaba de estrenar la película Salvaje. Y no corren buenos tiempos para la sensatez y la calma. Además, por todos es sabido que muchas de las tensiones, frustraciones y nudos emocionales se desatan e incrementan al volante de muy malas maneras…
El estreno de la película Salvaje, nos recuerda que la maldad abstracta, las fuerzas oscuras e incluso los matarifes de adolescentes estúpidos han invadido las carreteras del cine desde hace ya muchas décadas (El diablo sobre ruedas , Asesino Invisible, la saga Joy Ride…), pero su vertiente psicológica, más competente al envés desencantado, saturado o enfermizo de la mente humana sólo han transitado con relativo éxito en un puñado de títulos.
Por ejemplo, cuando Joel Schumacher dirigía en 1993 Un día de furia, dibujaba en el progresivamente iracundo Michael Douglas a una víctima potencial del estrés urbano que mutaba en imparable arma letal.
No es exactamente el caso del largometraje que nos ocupa: Derrick Borte aprovecha las actuales hechuras y el imponente sobrepeso de Russell Crowe para convertirlo en una despiadada máquina de matar a la que le basta un leve chispazo para crear una auténtica ciclogénesis de violencia.
https://www.youtube.com/watch?v=KI62_KXDW6M
Un slasher descontextualizado
Y es que, lo que realmente acerca a este thriller con combustible de road movie al género del terror es, precisamente, el perfil de su personaje (un aparente esquizofrénico con ínfulas cuasi indestructibles) amén de lo gráfico y sanguinario de sus actos: prácticamente asistimos a una suerte de slasher descontextualizado.
Es más, nuestro corpulento Tom Cooper (Russell Crowe) tiene muchas similitudes con otro conductor psicópata recientemente puesto en circulación: el villano de la holandesa -y profundamente decepcionante- Bumperkleef (2019, Lodewijk Crijns).
Superproducción y sobreexposición… salvajes
En otro orden de cosas, se nota que Salvaje está apadrinada por un gran estudio: alto nivel de producción, espectaculares persecuciones y excelentes técnicos al servicio del espectáculo desenfrenado… pero también hay fallas que no se pueden pasar por alto.
Peca Borte en la sobreexposición de detalles para definir a sus personajes, creando una narración en exceso enfática. Tampoco faltan las inconsistencias argumentales: por ejemplo, lo acaecido en la cafetería (con el pobre Jimmi Simpson “disfrutando” de un amargo desayuno) donde ninguna reacción es mínimamente lógica. O el hecho de que, en esta ocasión, la radiografía de la ira acabe degenerando en pornografía de la rabia…
Pero lo que no es discutible es la efectividad de la propuesta, el disfrute del placer culpable o el salto de fe hacia las más desagradables entrañas de la desconexión en nuestra rutina: a fin de cuentas, si lidiamos diariamente con situaciones que el cerebro no soporta… ¿cómo no dejarnos embestir por un miura de la ganadería Crowe?
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